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Fútbol como instrumento educativo/formativo

Entrenador: un limitador o un facilitador.

¡Qué bonito es el fútbol y que bonita es la educación!

Como cada lunes me encuentro en mi despacho, revisando los informes que me pasan los entrenadores de los partidos jugados el fin de semana y valorando las sesiones de entrenamiento que plantean para trabajar los aspectos a mejorar y optimizar para ofrecer al jugador/a y al grupo el mejor proceso en función a su realidad.

Entre una valoración y otra el tiempo pasa, se acerca la hora de empezar los entrenamientos de los más jóvenes de la Academia.

Son las 16.30h, falta un entrenador y tengo la oportunidad de entrenar a los más pequeños. Empiezan a llegar los niños y niñas acompañados de sus padres para empezar una maravillosa sesión de entrenamiento.

Se respira la emoción y la ilusión, ¡qué bonito apreciar todas estas emociones entre los más pequeños! ¡Se sienten futbolistas y debemos hacerlos sentir como los grandes futbolistas que son y regalarles el derecho a soñar!

Es por esto que decido dejarme llevar por todo lo que oigo y poner los cinco sentidos a las conversaciones que tiene entre ellos, puedo escuchar cosas tan interesantes como:

  • Hoy he ido a comer a casa de mi amigo
  • En el colegio me han puesto un punto positivo
  • Hoy soy un pingüino

¡Uauuuuuuu, cuanta información! Que tesoro más preciado saber escuchar y hacer que todos los chicos y chicas se sientan importantes. Es por este motivo que empezamos el entrenamiento con un dialogo.

E: Javi, ¿Dónde has ido a comer?

J: He ido a casa de Roberto, su mama no ha hecho los espaguetis que tanto nos gustan y después nos ha llevado al campo.

E: ¡¡¡Oleeeee que guay!!! Así que hoy llegáis al entreno llenos de energía para aprender muchas cosas. (El diálogo sigue, lo importante es transmitir que la alimentación es muy importante)

E: Alberto, ¿un punto positivo? ¡Qué bien, me alegro mucho!

A: Sí porque me he portado muy bien y he ayudado a María a terminar su tarea. Por esto estoy contento y haré lo mismo para ayudar a mis compañeros durante el entreno.

E: Luís, ¿un pingüino?

L: Sí míster, ¡un pingüino! Porque estoy feliz y vengo con muchas ganas a entrenar.

Yo creo mucho en el trabajo de la educación emocional, saber identificar como nos sentimos y como se sienten los demás nos ayuda a gestionar positivamente las emociones y esto repercute positivamente en el rendimiento individual y del grupo.

Es por esto que debemos ayudar a los más pequeños a identificar como se sienten antes, durante y después de los entrenamientos. Por este motivo aprovechamos el diálogo establecido para identificar cada emoción a un animal.

Pido a Luis que describa su estado de ánimo y porque ha relacionado su estado de ánimo a un pingüino. Luis, nos dice que esta feliz porque hoy lo ha ido a buscar su abuelo del colegio y también porque estrena botas de fútbol nuevas y ha elegido el pingüino porque es un día de invierno, hace frío y porque necesita el calor de sus compañeros durante el entreno… ¡¡¡Genial!!!

La siguiente pregunta es: ¿Cuántos se sienten un pingüino y por qué? En el grupo tenemos 5 pingüinos y se sienten pingüinos porque están contentos gracias a las experiencias que han vivido durante el día.

Mi siguiente pregunta es: ¿Cómo os sentís los demás? Yo soy un león, ¿Cómo un león? Si míster un león porque hoy la maestra me ha reñido en el colegio y estoy un poco enfadado.

 Otro responde míster yo también soy un león porque después del entreno tengo repaso y esto me hace enfadar y tener más fuerza como los leones.

Otro levanta la mano y dice míster Pablo y yo hemos decidido ser una rana… ¿Por qué una rana? Una rana porque no estamos tristes, pero tampoco estamos super contentos.

De esta manera, podemos atribuir los tres estados de ánimo que vamos a trabajar hoy a los animales que han elegido los jugadores, de esta manera tenemos:

  • León: para los que presentan alguna dificultad o no se sienten bien.
  • Pingüino: para los que están contentos y se siente bien.
  • Rana: para los que están en duda o les cuesta identificar su emoción.

Después de haber identificado nuestros estados de ánimo, estamos listos para empezar nuestra sesión de entrenamiento a partir de juegos que hagan divertir a los más jóvenes, relacionarse entre ellos, encontrar nuevas soluciones, experimentar, investigar, equivocarse, interactuar, aplicar sus propias normas, cooperar… En definitiva, a través de un contexto/entorno que haga que los jóvenes se relacionen en continuación entre ellos para que sean capaces de encontrar la mejor opción en función al juego trabajando así su creatividad, la relación entre iguales, la autonomía y la capacidad de decisión, la argumentación…

Es por esto que, entre cada juego, en el tiempo de descanso, identificamos tres zonas para que así a la hora de ir a beber los niños y niñas vayan a beber a la zona que corresponde a su emoción. Por lo cual tenemos zona:

  • Pingüino para aquellos que lo pasan bien durante el entreno y realizan los juegos con normalidad
  • León para aquellos que presentan alguna dificultad o no les gusta lo que hacemos
  • Rana aquellos que pueden presentar dificultades o no pero que no tienen una emoción fuerte con la cual identificarse o que les cuesta identificar.

Este momento es un momento mágico que debemos aprovechar todos los entrenadores/educadores para establecer una relación entre iguales. Para establecer un diálogo entre ellos para identificar como se sienten tanto individualmente como empezar a interpretar como se sienten sus compañeros estableciendo una relación entre iguales donde los leones, los que han demostrado tener dificultad serán capaces de explicarlas al grupo; esto hará que los pingüinos puedan interactuar positivamente sobre el estado de ánimo de sus compañeros ayudándoles, aconsejando a encontrar las soluciones en los diferentes juegos que se han planteado durante la sesión de entrenamiento e influenciado positivamente a las ranas a saber identificar mejor sus dificultades y emociones.

Solo de esta manera seremos capaces de establecer una comunicación positiva entre compañeros. Como entrenadores debemos generar los contextos, los entornos que permitan explorar e investigar libremente al jugador/persona para satisfacer sus necesidades.

Hay que pensar que estamos educando para la vida, estamos educando para formar buenas personas, que sean capaces de ayudarse las unas a las otras a superar todas las dificultades porque en un equipo las dificultades de uno son las dificultades de todos y las virtudes de uno son las de todos.

De pequeños no podemos etiquetar, no podemos discriminar, no podemos idolatrar ya que todos merecemos una oportunidad por suerte todos somos diferentes y la diversidad nos hace mejores, nos hace más fuertes y no debemos renunciar a la diversidad ya que este el tesoro más preciado que tenemos.

Eduquemos por y para la diversidad, no queremos que todos sean pingüinos, ¡es imposible! Lo que queremos es que sean capaces de identificar como se sienten, entenderse, ayudarse, cooperar para crecer juntos…

¡formación y el deporte van de la mano!

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